lunes, 14 de abril de 2014

El Soplón



El Soplón, también conocido como Muchacho soplando una candela.

Seguimos conociendo la obra de Doménikos Theotokópoulos, El Greco.

Una de las obras más diferentes y sorprendentes de El Greco, ya que bajo la apariencia de un estudio lumínico se esconden otros muchos significados.

Un joven o niño vestido con ropajes de tonos verdes es retratado en el momento que sus carrillos se hinchan para apagar una vela. El Greco despliega sus dotes de observador realista. El foco de luz ilumina la palma de la mano, el cuello y parte del rostro, provocando en el resto el modelado de las sombras, desde las más tenues a las más oscuras.

Pinta este cuadro viviendo en el Palacio Farnesio de Roma. Se siente muy cercano a Fulvio Orsini, el humanista y bibliotecario del cardenal Farnesio, en cuyo entorno se reúne uno de los cenáculos más cultos de Roma. Se veneraba la Antigüedad en todos sus aspectos.

En ese ambiente El Greco se plantea realizar una réplica del mítico Antífilo, pintor descrito por Plinio el Viejo en su Historia Natural, en la que cuenta que su tema predilecto era un muchacho que al soplar una vela provocaba las reacciones lumínicas más variadas. Así, Domenikos pinta, por encargo del cardenal Farnesio, su primera écfrasis, así denomina el humanismo a los temas cultos y complejos sacados de la Antigüedad.