jueves, 17 de enero de 2019

Héroes


Ayer por la tarde, como otras tardes, salí con mi hija y sus patines, le encanta patinar. Debajo de casa hay un paseo, se conoce como Parque Lineal, es ideal para pasear, patinar, caminar o correr. Mientras ella patina yo paseo y, a veces, miro a las personas con las que nos cruzamos.

Hace ya un par de años, quizá más, vengo observando a un señor mayor, probablemente cerca de los ochenta años. Todas las tardes que paso, sea cual sea la estación del año, sale a pasear con su hija. La debe recoger de un centro cercano que hay de adultos discapacitados, creo que psíquicos. 

Sentados tomando el sol de primavera o buscando los últimos rayos en las fugaces tardes de otoño, paseando las frías tardes de invierno, buscando alguna sombra en las ardientes tardes de verano. Cuando pasean van de la mano o agarrados, tanto para que ella no tropiece como por un amor incondicional que se percibe en sus formas. ¡Todas las tardes!

Tenemos muchos héroes cerca. Llevan gorra y abrigo en tardes gélidas como la de ayer. Llevan amor caliente en el corazón y cariño en su voz. Llevan las manos llenas de ternura y caricias. Llevan sus pies cansados al placer de estar con quien les apetece estar.

Los miro cuando paso, les doy las buenas tardes, la mujer pregunta algo al padre sobre mi hija o sus patines, el hombre me sonríe y yo pienso que alguna vez, solo alguna vez, los hombres buenos se merecen unas palabras de cariño o una sonrisa de cercanía.

Si miráis a vuestro alrededor, seguro que encontrareis héroes, de esos que la vida nunca consigue derrotar, de esos que angustiados ganan batallas al desaliento.

Hombres buenos, mujeres buenas en cada plaza, en cada calle.

David J. Calvo