Ahora
que además de mis cursos en Fedeto voy a empezar mi colaboración con el
Programa ESTO de la Fundación General de la Universidad de Castilla-La Mancha,
recuerdo días primaverales en Segovia, en los que el frío comienza a huir y
poder hablar a los alumnos de Historia y Arte es un lujo agradable y
placentero.
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Detalles del acueducto |
Siempre
que uno explica, sea lo que sea, quiere que el mensaje no se pierda en la nada,
sino que vaya llegando, que vayan aprendiendo. Para que eso suceda, creo que es
necesario el entusiasmo del docente, ponerle pasión e ilusión. Ver el
acueducto de nuevo tiene que ser un acontecimiento genial, dejarse sorprender por la Catedral que
le vio dar los primeros pasos es volver a emocionarse, entrar en el aula con la sonrisa y las ganas que
se merecen los alumnos es comenzar otra nueva experiencia, hacer de un paseo por Toledo una fiesta imprescindible para seguir luchando cada día, dejarse la piel en la batalla y
no olvidar pastillas para la ronquera. Merece la pena enseñar porque es la
manera más grata de aprender.
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Alcázar de Segovia |
Es
verdad que me han hecho o me hecho todoterreno a la hora de enseñar, pero la
dureza de algunos días se salva con la gratificación del aprendizaje de un solo
alumno. Si son más, ya es un lujo difícil de describir.
David J. Calvo
Rodríguez