Calle de las Tendillas |
En
Toledo, casi todos, subimos o bajamos la calle de las Tendillas, una estrecha
pero importante vía en la ciudad. El nombre de <<Tendillas>> se
debe al gran número de pequeñas tiendas que hubo en la Edad Media y también en
la Edad Moderna. Fue, por tanto, un espacio comercial, del que hoy, casi solo
queda el recuerdo.
Casi
al inicio de El Quijote, en el
capítulo segundo de la primera parte, nos encontramos con el ardiente e irónico
humor cervantino.
En
las “tendillas de Sancho Bienaya”, que así debieron llamarse en la época de
nuestro genio, vivía el padre de la moza, conocida como “la Tolosa”. Esta joven tiene el honor de ceñir la espada de
Caballero a nuestro Don Quijote en su primera estancia en la venta. Don
Quijote, en su cuerda locura o locura cuerda, confunde a “la Tolosa” y a su
compañera, “la Molinera”, con dos bellas doncellas o importantes damas que estaban
en el supuesto castillo.
Cervantes,
nos dice quiénes eran estas dos mujeres: “Estaban
acaso a la puerta dos mujeres mozas, destas que llaman del partido, las cuales
iban a Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a
hacer jornada”. Estas dos rameras, como dice Cervantes unas líneas después,
se presentan a Don Quijote. “La Tolosa” se presenta como “hija de un remendón natural de Toledo, que vivía a las Tendillas de
Sancho Bienaya”. Tan importantes damas creerá que son nuestro caballero que
incluso las dedica unos versos del romance de Lanzarote.
Otra
vez vemos como Miguel de Cervantes era un gran conocedor de la ciudad de Toledo
y de sus ambientes.
David
J. Calvo
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