Por
lo que se ve, el fin del mundo
tiene
toda la pinta
de
ser muy cutre.
¡Qué
mal planificado!
¡Qué
falta de elegancia!
¡Qué
sórdido!
¡Qué
poca melancolía!
Lo
peor será que no nos pillará
con
un buen vino
en
el amanecer furioso
de
una noche eterna,
ni
con un güisqui
entre
las sábanas cálidas
que
deja tu cuerpo
después
de la tempestad.
Sería
cruel que nos encontrara
recluidos
en casa
huyendo
de un virus
que
se cuela por los rincones del cariño.
Sería
desagradable que el crepúsculo
nos
recibiera llenos de basura,
sin
sueños húmedos
que
viajan del pasado al futuro.
Dos
décadas de un siglo triste,
de
avaricias desatadas,
con
crisis que machacan a los de siempre,
con
virus que ahora llegan en aviones.
El
destino sigue siendo un cabrón
que
se ríe de nosotros cada mañana.
¿qué
mierdas más nos quedan?
Seguro
que demasiadas.
Falta
un apocalipsis bien planificado,
con
clase, con felicidad a borbotones,
con
los abrazos y besos
que
en dos mil veinte se han perdido
en
cualquier agujero negro.
David Calvo
Genial David , como siemore genial , plasmando la realidad con mucha elegancia
ResponderEliminarSimplemente me encanta esa vena hironica que se merecen estos tiempos.
ResponderEliminarComo buen poeta has plasmado un presente en el que lleno de dudas inciertas sobrevivimos a falta de esa apocalipsis, que un día llegará.
Gracias David!!!
Disfrazamos la muerte de dignidad y la ataviamos con buenos recuerdos.
ResponderEliminarNuestros engañados ojos lloran a lo que ya solo queda: podredumbre.
Un virus ha quemado desde el interior el telón de fondo dibujado de carpe diem, exponiendo un teatro en ruinas del que todos los espectadores son protagonistas
Pero no será el fin. Lo mejor de la historia para la humanidad está inevitablemente al caer.
-gracias David por compartir tus pensamientos.
Un poema que nos llena de actualidad y que banaliza la realidad, aún más banal. Enhorabuenas poeta has acertado de pleno.
ResponderEliminarGrande David!!!!
ResponderEliminar👏👏👏👏😍
ResponderEliminar