Conociendo a Fray Francisco
Jiménez de Cisneros
El
día 8 de noviembre del presente año, 2017, hará exactamente quinientos años de
la muerte de Francisco Jiménez de Cisneros. Por ello, el Colegio Profesional de
la Educación de Castilla-La Mancha quiere rendir un humilde homenaje a este
adalid de la cultura y la educación en el V Centenario de su muerte. Un hombre
que lo fue casi todo en su tiempo: estudiante en Salamanca y Roma, preso, fraile,
arzobispo, cardenal, ministro, regente, mecenas,… Un hombre del renacimiento en
un decisivo momento de nuestra historia.
A veces, para
entender a un hombre hay que comenzar por el final. Seis versos que nos
describen perfectamente al cardenal y arzobispo de Toledo y regente de las
Españas. En el epitafio de su sepulcro podemos leer lo siguiente:
Yo,
Francisco, que hice edificar a las Musas un Colegio Mayor,
Yazco
ahora en este exiguo sarcófago.
Uní
la púrpura al sayal, el casco al sombrero,
Fraile,
Caudillo, Ministro, Cardenal,
Junté
sin merecerlo la corona a la cogulla
Cuando España me obedeció como
a Rey.
Francisco, fue después, cuando nació en 1436 en
Torrelaguna, actual provincia de Madrid, sus padres le llamaron Gonzalo.
Gonzalo Jiménez de Cisneros descendía de una hidalga familia procedente de la
villa de Cisneros en Palencia. Estaba destinado a la carrera eclesiástica y
así, comenzó sus estudios con un tío clérigo en Roa (Burgos), desde donde pasó al
Estudio Viejo de Alcalá de Henares. En Salamanca realizó estudios universitarios
de derecho y teología, y obtiene el grado de Bachiller en Decretos. Con el
firme propósito de mejorar en su formación viajo a Roma, donde recibió la
ordenación sacerdotal y comenzó a llevar asuntos judiciales que le dieron
prestigio y bienes que mejoraron su fortuna, pero regresa rápido a España por
el fallecimiento de su padre.
La víspera de San Ildefonso de 1471 (22 de enero), es
nombrado por el Papa Paulo II arcipreste de Uceda. Uceda, provincia de
Guadalajara, pertenecía a la archidiócesis de Toledo, y a su arzobispo Alonso
Carrillo, no le gustó la decisión del Pontífice, parece ser porque el puesto debía
ser para un familiar suyo. Cisneros, defendió con firmeza su derecho al
arciprestazgo contra la oposición del arzobispo, eso le costará seis largos
años de prisión. Al final logra su objetivo, pero al ser liberado y por miedo a
represalias, se pone bajo la protección del cardenal Pedro González de Mendoza
y pasa al obispado de Sigüenza, donde en 1480 es nombrado Capellán Mayor y, al
poco tiempo, Vicario General de la diócesis.
Sigüenza
fue el acopio de experiencias que le marcaron su futuro. Experiencias políticas
y de mecenazgo cultural al lado de los Mendoza, benefactores de los Reyes
Católicos; jerarquía eclesiástica como capellán mayor de la catedral;
aprendizaje civil en el ámbito señorial; experiencia confesional por convivir
muy de cerca con una importante comunidad de judíos y conversos; inquietud
intelectual con su amigo Juan López de Medina, que funda la Universidad de San
Antonio de Portaceli.
En 1484, cuando contaba con
48 años, descubre su vocación al retiro e ingresa en la Orden Franciscana. Es
recibido en la Orden y profesa en el toledano Monasterio de San Juan de los
Reyes. En este momento cambia su nombre de Gonzalo a Francisco, por el que va a
ser conocido. La agitada Toledo no le agradaba para el retito, por ello es
trasladado a los conventos de El Castañar (Toledo) y La Salceda (Guadalajara).
Será requerido para prestar varios servicios dentro de la Orden, desde guardián
o superior de la casa hasta Superior provincial de los franciscanos de
Castilla.
En
el convento franciscano de Nuestra Señora del Castañar, hoy desaparecido, Fray
Francisco Jiménez de Cisneros desempeño el cargo de prior. En los abruptos
parajes de los Montes de Toledo, donde estuvo el convento, hizo construir una
choza de mimbre y barro para retirarse a orar, incluso cuando fue afamado
Cardenal y Regente.
En
1492, al quedar vacante el cargo de confesor de la reina, ya que Fray Hernando
de Talavera pasó a ser arzobispo de Granada, el Cardenal Mendoza propone a
Cisneros para el cargo, así comenzará su vida política al intervenir como
consejero de la Reina Isabel. El Cardenal Mendoza, según las fuentes de la
época, decía: “No crió Dios a Cisneros
para dejarle oculto en el desierto de los claustros”. Es el inicio de una
impresionante carrera política, aunque Cisneros siempre añorará la vida
monacal, a la que vuelve cuando se lo permiten sus ajetreadas e importantes
tareas.
El año 1494, es nombrado Superior
Provincial de los franciscanos de Castilla. Solo un año después, el 20 de
febrero de 1495, tras la muerte del Cardenal Mendoza, la reina Isabel propone a
Cisneros para arzobispo de Toledo. La Reina tiene la idea clara de que ha
elegido a la persona adecuada para la Reforma de la Iglesia.
Tras
el nombramiento de arzobispo de Toledo, Cisneros prepara una gran reforma de
las comunidades religiosas, incluida su propia orden, en la que intentó
restablecer la observancia estricta de la regla franciscana. El Papa
valenciano, Alejandro VI, le encomendó, en 1495, la visita y reforma de los
religiosos de su diócesis. Solo un año después, lo nombró Visitador de los
franciscanos españoles y, en 1499, Visitador y Reformador de las ordenes
mendicantes en España.
A
finales de 1499, por decisión de los Reyes, dirigió una campaña de
evangelización en Granada. Los métodos de conversión de Cisneros provocaron
tumultos y levantamientos en Granada y las Alpujarras.
En
1504 muere la reina Isabel y la vida política de Cisneros se intensifica
notablemente. Cisneros apoya, cumpliendo el testamento isabelino, al regente
don Fernando. Las disputas entre Felipe I y Fernando, se solucionaron, gracias
a la mediación de Cisneros, en la Concordia
de Salamanca, en septiembre de 1505. Al morir Felipe I en 1506, se
constituye en Castilla una regencia que preside Cisneros, al que toca mantener
las leyes y el orden en Castilla, mantuvo con disciplina las disputas entre las
distintas facciones nobiliarias, así como preparar el regreso de Fernando. Como
agradecimiento, el Rey Católico solicita para Cisneros la concesión del
cardenalato, que el Papa le concede en mayo de 1507. Solo un mes más tarde será
nombrado Inquisidor General del reino de Castilla.
Cisneros, también tuvo una
vertiente militar, pues no en vano proyecta e, incluso dirige, conquistas en el
norte de África. Estas campañas son fruto del temor a incursiones musulmanas en
el sur de España. En 1507 financió la conquista de Mazalquivir; dos años
después, 1509, dirige personalmente la conquista de Orán. En los siguientes
años, el resto de sus responsabilidades le imposibilitarán seguir en esta
tarea, pero seguirá muy de cerca las expediciones de los siguientes años. Lo
que si realizará Cisneros es la organización eclesiástica de los territorios
conquistados, de hecho, Orán pasará a ser colegiata de la diócesis toledana,
por tanto, estos territorios pertenecerán al arzobispado de Toledo y a la
Corona de Castilla. Es indiscutible que Cisneros quería poseer territorios en
el norte de África por dos motivos; frenar posibles ataques o invasiones
musulmanas a la Península y evangelizar nuevos territorios.
El
23 de enero de 1516, fallece a los sesenta y cuatro años de edad Fernando el
Católico (Fernando II de Aragón y V de Castilla). Cisneros actuará como Regente
hasta la llegada del heredero de la Corona, Carlos I, tal y como dispuso
testamentariamente Fernando el Católico. Durante casi dos años, como Regente,
hubo de enfrentarse con problemas dinásticos, así como con brotes de
sublevación en diferentes ciudades castellanas.
En
Valladolid tenían previsto su primer encuentro Carlos I y Cisneros, sin
embargo, en la madrugada del 8 de noviembre de 1517, pocos días antes de ver al
nuevo monarca, moría el Cardenal, en la localidad de Roa (Burgos). Su cuerpo
fue trasladado a Alcalá, su ciudad universitaria, donde fue enterrado.
Cisneros
que fue, como hemos visto, estudiante, preso, arcipreste, fraile, asceta,
confesor de la Reina, arzobispo de Toledo, reformador, político, cardenal,
regente. Además fue creador y mecenas de instituciones y obras científicas y
culturales, como buen hombre del renacimiento. La Universidad de Alcalá es la
magna obra de su vida.
La Universidad de Alcalá de
Henares es la más excelsa de sus creaciones, concebida como una magna empresa
cultural, en la que un libro ocuparía un lugar destacado, la Biblia Políglota.
En
1488 ya pensaba en la fundación de un colegio mayor; para ello pidió al
Vaticano la autorización pertinente y visitó la ciudad de Alcalá para escoger
su emplazamiento, incluso el arquitecto Pedro Gumiel realizó los planos. Sin
embargo, no sería hasta el 13 de abril de 1499, cuando el Papa valenciano,
Alejandro VI, le otorgase la bula de autorización para fundar un colegio con
las facultades de Teología, Artes y Derecho Canónico. En la mencionada bula
existe una frase que no puedo pasar por alto: “Entre todo lo que el hombre mortal puede obtener en esta efímera vida,
lo más importante es que logre alcanzar el tesoro de la ciencia”. El Papa
otorgo tres bulas para la Creación del Colegio Mayor (Bula Intercaetera), para
el fuero académico (Bula Militante Ecclesiae) y para conceder los grados
académicos (Bula Etsi cunctos).
El
lema: EN LUTEAM OLIM CELEBRA A MARMOREAM,
“antes de barro, ahora de mármol”. Pedro Gumiel fue el arquitecto no sólo del
edificio que albergaría el Colegio de San Ildefonso, sino de todo un complejo
inmobiliario de colegios menores, pupilajes, finca de recreo, biblioteca. Con
estas edificaciones y la del hospital para estudiantes pobres se creó una
ciudad que albergó una revolución educativa. El rey de Francia, Francisco I
pudo decir: “Un solo fraile ha hecho en
España lo que en Francia hubieron de hacer muchos reyes”. Sería en 1508 cuando
se inauguraba oficialmente el primer curso en el Colegio de San Ildefonso.
Además, Cisneros creó e impulsó 18 colegios mayores con la idea de obtener un
clero preparado y ejemplar.
A partir de 1504, Cisneros comienza
a organizar los trabajos para llevar a cabo una edición de la Biblia en sus
lenguas originales. El resultado final, la Biblia Sacra Políglota Complutense,
es considerada la obra más representativa del Renacimiento español. Participó
un equipo multidisciplinar de especialistas, especialmente, filólogos y
orientalistas. La obra estaba compuesta por seis volúmenes, con textos en
griego, hebreo y caldeo, y una traducción latina entre líneas. Del I al IV
corresponden al Antiguo Testamento y la Vulgata; el tomo V contiene el Nuevo
Testamento y la Vulgata; el tomo VI es un apéndice con vocabulario hebreo y
arameo, además de una gramática hebrea. Se imprimió entre 1514 y 1517, pero no
se distribuyó hasta 1520. Ante la impresión del último volumen Cisneros
exclamó: “Aunque hasta el presente he
llevado a cabo muchas empresas duras y difíciles por la nación, nada es más de
mi agrado, por lo que debáis felicitarme con más efusión, que por esta edición
de la Biblia”. Hay que señalar que la Biblia Políglota sea adelantó en dos
años a la de Erasmo.
Otro
de los grandes hitos de Cisneros fue, sin lugar a dudas, la revitalización del Rito
Hispano-Mozárabe. Edito libros fieles a la liturgia transmitida desde hacía
siglos y fundó en la Catedral toledana una capilla dedicada al culto mozárabe.
Además, el cardenal
Cisneros dejó un importante legado en la ciudad de Toledo. Fundó San Juan de la
Penitencia y fue él quien encargó a Enrique Arfe la construcción de la custodia
para albergar otra más pequeña, de oro, que compró el cabildo de la
testamentaría de la reina Isabel; en la catedral mandó construir, además de la
mencionada, capilla mozárabe, la sala capitular, el retablo mayor y el claustro
alto.
Cisneros, percibe la calidad humana y la sabiduría en
los otros. Una anécdota de Nebrija para terminar nuestro acercamiento a
Cisneros. Nebrija se presenta, pasados los setenta años, a una cátedra en la
Universidad de Salamanca, él era profesor y catedrático en Salamanca, pero se
presenta a la cátedra de Prima de Gramática porque tenía, por así decirlo,
mejor jubilación. Para presentarse a la nueva cátedra, Nebrija tenía que
renunciar a su cátedra anterior; se presenta junto con otros dos candidatos, y
en la misma universidad de esa cátedra se estaban enseñando sus libros,
inexplicablemente Nebrija suspende la prueba, así que se queda sin Cátedra en
Salamanca, él, que acababa de escribir la primera Gramática de la Lengua
Castellana y que había escrito los principales diccionarios latinos y
castellanos. Cisneros, se entera de lo sucedido, le manda llamar a Alcalá y le
da una Cátedra para que “leyese lo que
quiera leer y que si no quisiera leer que no leyese”, que esto mandaba no
por darle trabajo, sino por pagarle lo mucho que le debe España.
David J. Calvo
BIBLIOGRAFÍA:
- - CONDE DE CEDILLO, El Cardenal Cisneros, gobernador del Reino, Madrid, Real Academia
de la Historia, 1921-1928, 3 vols.
- FERNÁNDEZ COLLADO, A., Los Arzobispos de Toledo en la Edad Moderna
y Contemporánea. Episcopologio Toledano, Toledo, Instituto Teológico San
Ildefonso de Toledo, 2017.
- - GARCÍA ORO, J., Cisneros. Un cardenal
reformista en trono de España (1436-1517), Madrid, La Esfera de los Libros,
2005.
-
- PÉREZ, J., Cisneros, el cardenal de España, Madrid, Taurus, 2014.
- - URRIZA, J., La preclara Facultad de Artes y Filosofía de la Universidad de Alcalá
de Henares, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1942.
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