Días fríos huérfanos de besos.
Madrugadas atroces
en las que te vuelve a medir la
muerte
en las esquinas más ocultas
de los callejones más
solitarios.
Sigue sin salir el sol,
quizás no salga nunca más
en la cornisa de los amores
perdidos,
ni en los puentes adictos a ti.
Cuentas hacia atrás derrotas
sin batallas,
heridas de otras guerras
no paran de sangrar,
latidos de otras vidas
ni siquiera dejan respirar.
Los balcones blancos y cálidos
que la nostalgia deja en el
jardín de la infancia,
el sudor que deja la puta
adolescencia,
las estrellas de mil noches de
juventud,
las cicatrices que va dejando la
madurez,
los pliegues en la piel de la
vejez.
Días fríos huérfanos de besos.
David J. Calvo
Precioso
ResponderEliminarGracias Soraya.
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