Seguimos mirando al Griego de Toledo, con otro de sus primeros encargos en la ciudad.
La
Trinidad, 1577-1579, El Greco. Óleo sobre lienzo, 300 x 179 cm. Museo
del Prado, Madrid.
Esta obra, junto al Expolio, fue el primer encargo que El Greco recibió en Toledo. En
realidad, La Trinidad, formaba parte del diseño de los tres retablos de la
capilla mayor de la iglesia de Santo Domingo el Antiguo. Está Trinidad estaría
en el ático de la calle central del retablo mayor.
El Padre coge en su regazo el cuerpo de
Cristo bajo la representación del Espíritu Santo. El Greco introdujo en esta
obra bastantes novedades a los modelos establecidos; por ejemplo, ausencia de
los instrumentos pasionales; humanización de la relación entre Padre e Hijo;
menor importancia a las llagas de Cristo; el Padre inclina la cabeza para ver
la cara del Hijo; los ángeles participan y sufren la escena; sustitución de la
tiara pontificia del Padre por la mitra de los sumos sacerdotes hebreos.
Por otro lado, en esta obra destaca el
tratamiento anatómico y compositivo de la figura de Jesús con un claro
reconocimiento de la pintura y escultura de Miguel Ángel, véanse El Santo
Entierro (National Gallery, Londres) y las piedades del Vaticano y de Santa
Maria dei Fiori en Florencia. Podemos decir que El Greco se centra en la
belleza del cuerpo de Cristo, con el estudio anatómico de sus facciones, pero con
el peso de un cuerpo sin vida.
Esta obra de Santo Domingo el Antiguo
paso a la colección del escultor Valeriano Salvatierra. En 1827 fue adquirida
por Fernando VII y se trasladó al Museo del Prado en 1832.
David J. Calvo Rodríguez
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